Los médicos se saltaron su código ético que indica que “lo primero es no hacer daño” cuando les dijeron que éste no se aplicaba al no estar tratando a personas enfermas.
El informe, cuyos datos publicó “The Guardian”, culpa principalmente al Departamento de Defensa y a la CIA, quienes no tenían escrúpulos a la hora de conseguir información de los sospechosos. Las torturas iban desde el submarino hasta la privación del sueño y la alimentación forzada a los que llevaban a cabo una huelga de hambre.
Además, se obligó a los médicos y psicólogos a incumplir su código de confidencialidad y a dar toda la información que supieran sobre la condición física y psicológica de los acusados.
Comentarios