Brian Zembic se propuso en 1996 años ganar US$ 100.000 en una insólita apuesta, implantarse prótesis mamarias para conseguir que sus pechos fueran similares a los de una mujer.
Casi una década después, Zembic se niega a despojarse de sus pechos artificiales porque considera que forman ya parte de su vida y no ve por ello motivo por el que acudir de nuevo al quirófano.
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