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Charlie Brown y Snoopy: la película de Peanuts; una bella nostalgia

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  • Por Estación Colmena
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  • 16/01/2016 - 2:42PM
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A pesar de la recargada agenda cultural que habíamos posteado días atrás, nuestro espacio llega un poco nostálgico ¿Alguna vez has escuchado y oído hablar de Charlie Brown? Sí, ese niño al que todo le salía mal, a pesar del optimismo con el que hacía las cosas. Y si ahora, después de leer esta corta línea, recuerdas que alguna vez te has sentido incomprendido, solo y hasta quizá has deseado tirar la toalla por alguien o por algo... esta historia seguro te encantará y querrás ver la película de inmediato. Disfruta el recorrido... 

No voy al cine desde el año pasado. Desde hace poco, en realidad. Cuando lo hacía (la mayoría de veces, durante el 2015, lo hice con mis padres) era muy selectiva con las películas. Tenía que ver los tráileres de estas 5 veces para darme cuenta si me enganchaba y si en realidad valía la pena pagar el costo de la función. Con esta película todo fue distinto. No recuerdo qué fui a ver al cine en agosto del 2015 pero, mientras pasaban los tráileres de los estrenos próximos, visualicé a un Snoopy en la pantalla y sentí la mejor sensación en la vida… ¡Uno de mis clásicos favoritos había llegado a la pantalla grande! Era "Charlie Brown y Snoopy: la película de Peanuts". En ese momento sentí que la respiración se aceleraba por cada segundo del tráiler y al finalizar este, con voz fuerte dije: tengo que verla. Así fue cómo marqué, en mi calendario del celular, la fecha del estreno con una oración que decía: "Cita con Carlitos".

El día había llegado. La alarma me despertó aquella mañana y emocionada empecé con mis quehaceres. Iba a ver un clásico que continuamente me hacía reflexionar mucho sobre el sentido de la amistad, la caridad, el seguir adelante, el nunca rendirse… Pero algo salió mal y tuve que cancelar la cita con Carlitos; justo el mismo día que tanto esperaba. Bueno, a pesar de ello recordé el optimismo que tenía este personaje para hacer sus cosas y salí a flote de ese inconveniente. Reprogramé la cita para una semana más y dije: esta vez no me perderé esta ocasión, Carlitos.

Una semana ocupada y algo laboriosa terminaba, pero eso no me quitaría las ganas del encuentro con Carlitos. La nueva alarma sonaría a las 2pm mientras almorzaba, así que sin pensarlo compré mi entrada vía web. Había un 2x1 –genial- y esta era una cita (sólo de dos). Invité a mi hermana y a una amiga, pero ni una podría. Ya. Una entrada sobrante. Pero eso no importaba, lo esencial era proseguir con la cita y ver a Carlitos, otra vez.

El día estaba nublado y hacía un poco de frío. Recordé de pronto un capítulo de la serie de Charlie Brown. Era otoño y las hojas de colores caían sobre él. Se le notaba algo triste y confundido, y recuerdo que dijo: “nada me sale bien, absolutamente nada, y me siento solo”, pateó el montículo de hojas y, mientras abandonaba el lugar, tras él iba un Snoopy, siempre a su lado, planeando algo para después entretenerlo o molestarlo. Me reí por un instante y medité sobre la palabra soledad. La verdad es que nunca estamos solos. Siempre encontramos miradas que nos responden, movimientos externos que nos dejan pensando, o nos hacen accionar y reaccionar ante ellos, pero nunca, nunca estamos solos…

Me encaminé entonces hacia el paradero y tomé un bus hacia Lince, en el Cineplanet de Risso exactamente. Allí sería el encuentro esperado. Llegué media hora antes de la cita y estuve paseando por el Centro Comercial y sus alrededores. La gente andaba muy distraída y acelerada, como adultos, tal cual. Yo caminaba por sus lados y los observaba, tratando de buscar alguna respuesta en su accionar, pero era en vano. Me senté sobre un murito cercano al lugar de la cita y, de pronto, un pequeñín se acercó y empezó a cantar, pretendiendo que yo le diera algunas monedas. Le respondí con una sonrisa y al darle las monedas le pregunté: ¿No quieres ver una película conmigo? ¡Es para niños! Me observó con mirada extraña y se fue hacía dónde estaba su hermana. No vi que le dijera algo, simplemente se alejaba más y más. Quizás fue un error de mi parte, pero se me ocurrió y nada, ya tan solo quedaban unos 10 minutos para que empiece. Espere con ansias cada minuto. Veía el reloj del celular a cada instante. Era una sensación inexplicable, como si esperara a alguien por mucho tiempo, a alguien que me podría cambiar el día o la vida.

De pronto ya eran las 7:50 pm y entré a la sala. Tomé asiento, sin olvidar que habría uno vacío a mi lado. Los tráileres pasaban y sentía extraño el ambiente. A mi alrededor habían familias enteras con niños –demasiados, en realidad- y bueno, mi asiento vacío. Podía escuchar todo, los diálogos de los padres entre sus pequeños "¿por qué se llama Charlie Brown?, ¿quién es Snoopy?, ¿esto es para niños y niñas?; papá, ¿puedo ir al baño?"; preguntas todas de un niño, claro, hasta que retumbó una pregunta ajena a mis asientos cercanos: "¿Oye, recuerdas que Brown era un chibolo monce?", y una risita escandalosa acompañaría aquel comentario. En ese momento pensé: hasta las preguntas de los niños tiene más sentido que las de ese tonto.

No quise escuchar más. Sentía que Carlitos se demoraba, y yo me sentía extraña, otra vez. Pero la película comenzó y mientras pasaban en la pantalla veía a un Carlitos tridimensional y con mucha gracia mientras escogía qué atuendo colocarse esa mañana –el mismo polo color amarillo y la línea negra excepcional, parecida a un rayo- sentía que ese asiento, vacío físicamente, cargaba ahora de manera mágica, o creativa, no sé, a alguien sobre él: un Carlitos que no veía desde que tenía 8 años y ahora me hacía sentir tantas cosas que había olvidado con los años…

Sobre la película

Charlie Brown y Snoopy: la película de Peanuts es una aventura muy entretenida, bien narrada, con sus personajes perfectamente diseñados y, con tales personajes, se nos estructura una fábula con sinceras e importantes moralejas. La aventura de Charlie Brown, ese niño tan sentimental y honrado consigo mismo y con los demás, pasa por valores hoy bastante descuidados. Esta película nos habla con fino sentimiento sobre el amor, sobre la importancia de la honradez intelectual, de la ética y de la amistad.

También ayuda a valorar el papel de la imaginación con los recreados combates de Snoopy, con su casita voladora, frente al llamado Barón Rojo (el bien contra el mal). Demasiado humor en estas secuencias que son difíciles de encontrar hoy en día en películas en donde habita la nostalgia.

Snoopy y Charlie Brown es filme narrado con bien llevadas situaciones paralelas, que igual saben derivarse una de otra por secuencias. Las básicas son los combates contra el Barón Rojo y la otra es el amor de Charlie por su nueva vecina y compañerita de escuela.

Cuando Carlitos se enamora, el mundo gira alrededor de sus sentimientos. Sus amigos son cómplices: Schroeder con su piano lleno de Beethoven, Sally con su hermandad, Linus como el gran amigo consejero, Lucy convertida en psicóloga precoz, Marcia con su mirada aguda tras sus lentes, Pecas… Y no olvidar al gran Snoopy que, con destreza, ayudará a Charlie a sentir más confianza de sus acciones (aunque al final todo le salga mal).

“Carlitos y Snoopy: la película de Peanuts” es toda una rareza en los tiempos que corren, ya que renuncia a cualquier tipo de humor post-moderno para apostar por un relato inocente y honesto que nunca engaña al espectador.

Es verdad que para que la película sea catalogada como éxito, se hizo uso de la desgastada nostalgia que va camino de no ser más que una forma de conseguir el dinero de los espectadores, pero aquí sucede algo muy particular, y es que realmente te da la sensación de que lo primero que han querido conseguir sus responsables es replicar todo lo que hizo grande a la tira cómica original e intentar trasladarlo a los niños de hoy en día.

En definitiva, ‘Carlitos y Snoopy: la película de Peanuts’ es una pequeña gran película que respeta de forma escrupulosa el material que adapta, y además hace regalándonos diversión y nostalgia de calidad. Una gran opción para ir al cine estos días, tanto si tienes que acompañar a algún niño como si simplemente quieres ir tú solo a pasártelo en grande. Muy recomendable.

Escrito por: Katherine Bless Barrientos.

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