Hemos llegado a la Plaza de los Héroes de arquitectura totalmente mussoliniana, aunque no pretende ser monumental no puedo evitar que me me recuerde a la romana Piazza Venezia, pero nada que ver, aquí están presentes todos los héroes de la historia húngara. La señorial Avenida Andrássy se abre ante mis ojos iluminada por las farolas nocturnas, al fondo se divisa una colina. La leyenda nos cuenta que allí se había refugiado un anacoreta cristiano y que en medio de las luchas religiosas que sucedieron durante la llegada del cristianismo los residentes paganos que no aceptaban la nueva religión lo despeñaron desde lo alto de la colina hacia el río, es por esto que la ciudad le rindió honores erigiendo un monumento con el nombre del mártir cristiano cuyo nombre es Géllert. Mi compañera me explica que allí iremos mañana, a la otra margen del río, a la ciudad de Buda.
Resulta imposible resumir aquí la intrincada historia de Europa Central, sin embargo para poder describir la magnífica ciudad que tengo la suerte de estar mirando en estos momentos debo hacerlo dentro de su contexto histórico, aunque sea de manera sucinta. Budapest es el resultado de la unión de dos ciudades con diferentes anales. En la ribera occidental del Río Danubio los romanos habían fundado una colonia de nombre Aquincum y mantuvieron su dominio hasta el siglo V DC en que llegaron los hunos con Atila a la cabeza para desalojarlos. Tal vez con ellos llegó el primer contingente de guerreros magyar, correspondiente a la raza húngara en la actualidad, algunos etnógrafos los consideran emparentados étnicamente a los hunos. Los primeros reyes húngaros fueron descendientes de Atila y de los hunos pero el paso masivo de la población magyar sucede a finales del siglo IX DC, procedente de algún lugar del Oriente. En tiempos muy remotos los ubicamos en los lejanos Montes Urales, con una lengua totalmente diferente de origen ugro-finés, ajeno a la familia de lenguas indoeuropeas. En el 2.000 AC este grupo étnico ya tenía asentamientos que hablaban un arcaico magyar en la boscosa Siberia Occidental, al Este de los Urales. No debemos olvidar la teoría que además emparenta sus orígenes con la familia étnica llamada “súmero-húngara”, y bastante alejada de Mesopotamia tenemos la teoría “turco-húngara”. Otras especulaiones también apuntan a que posteriormente la lengua magyar fue parcialmente infiltrada por la lengua de Mongolia Central, consecuentemente a la invasión asiática de Rusia y Europa por los mongoles en el siglo XIII. Como se puede verificar por apenas estos pocos datos, la historia de Hungría es un verdadero pandemonio, de modo que no insistiré.
La actual Budapest fue prácticamente erigida por los austriacos durante el Imperio Austro-Húngaro y goza de la elegancia y lujo vienés. Ambas márgenes del Danubio habían sido sólo pueblos hasta el siglo XII, hasta que el rey Bela construye su castillo en Buda y 50 años después el rey Karóly Robert traslada la capital aquí. Buda y Pest recién logran su unificación en 1873. Está organizada como Paris, en “arrondissements”, la casa de Mariann está en el XIV. Desde la Plaza de los Héroes cruzamos un distrito residencial de distinguida arquitectura decimonónica que ha sobrevivido a las guerras y a los estropicios de la arquitectura soviética, los lugareños llaman a esta parte del distrito que estamos atravesando “Thoukouli-Oeste”, aludiendo al Berlín-Oeste de la época del Muro. Nosotras nos dirigimos hacia Thoukouli-Este, los edificios en esta parte son todos “estilo cortina de hierro”: colores neutros con fachadas rasas de corte marcial. En efecto, hay una marcada diferencia económica entre ambos sectores de un mismo barrio. He dejado atrás una avenida que divide clases sociales y rebela la historia de Europa a partir de la Segunda Guerra Mundial.
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