No es la primera vez que cuestiono con preocupación el papel que juegan ciertas redes sociales, dado que unas nos ponen más en peligro que otras, éste es el caso de Facebook, Twit e Instagram, entre otros. El primero fue creado con la idea de facilitar la comunicación entre amigos y parientes promoviendo una dinámica de integración social, y aún sirve como herramienta cibernética a millones de usuarios en este sentido. Sin embargo, las dudosas contingencias a las que nos expone son innumerables y necesarias de considerar. Hace unos días leí la noticia de que un centenar de pediatras del mundo entero han dirigido una carta incendiaria a Mark Zückerberg por la reciente aplicación de Facebook llamada “Messanger kids”, ¡y no es para menos! En realidad, es el poder legislativo mundial en defensa de los derechos del menor el que debería de intervenir de inmediato. En primer lugar, el índice de niños adictos al Smart phone y sometidos a la magia que en ellos ejerce internet es cada día mayor, a tal punto que algunos ya ni duermen. Esto es un hecho por todos conocido y altamente peligroso que aqueja a la generación venidera, no obstante hasta ahora la avalancha de negativa interferencia psicológica en la más temprana edad parece no conocer freno, peor aún: son los mismos padres quienes les regalan el teléfono o la tablette.
Naturalmente que los video juegos pueden resultar muy productivos al incentivar la imaginación y el poder reflexivo del niño, pero todo depende del video juego, (ya he puesto en tela de juicio este asunto en más de una ocasión), los hay que pueden dañar paulatinamente la personalidad de nuestro hijo de manera irreversible, como por ejemplo aquellos que estimulan el instinto de la violencia. Internet puede servir como instrumento educativo, sin duda, pero los padres no pueden estar siempre pendientes, se distraen, el niño aprende a manipular la computadora con inusitada rapidez, a partir de cierta edad y al no sentirse vigilado puede fácilmente acceder a espacios absolutamente inadecuados para él. A través de Facebook ya hemos visto pasar de todo: reclutamiento de menores y posterior adhesión a grupos terroristas; pornografía infantil; compromisos pre-matrimoniales de hombres mayores con niñas, seducción de menores, pedofilia, etc. etc. A estas graves acusaciones Facebook hasta la fecha ha hecho oídos sordos, y encima acaba de inventar el Messanger kids.
¿Acaso el autor de este peligroso invento no sabe que hay un lobo feroz acechando detrás de cada teléfono? Obviamente la manada de lobos inhumanos que pulula sobre esta tierra va a entrometer su apestoso hocico en esta nueva herramienta que Facebook le ha servido en bandeja de plata para cometer sus fechorías a través de una red infantil. La aplicación ha sido pensada para que niños entre 6 y 13 años puedan comunicarse a través del móvil, y fue lanzada por esta empresa en diciembre. Esta semana los diarios del mundo han reproducido la carta furibunda que casi 100 expertos en salud infantil de varios países le han dirigido a su indiferente director. “Creemos que es posible darles a los niños experiencias divertidas a la vez que ofrecemos tranquilidad a los padres”, ha declarado Antigone Davis, directora de Seguridad Global de Facebook. Pero ¿a qué tipo de tranquilidad se refiere esta señora? cuando somos testigos presenciales de la injerencia de la trama rusa a través de Facebook, Twit e Instagram, en las elecciones americanas, como resultado de lo cual estamos todos gozando del Trumpower Age. Cuando el mismo Zückerberg se ha visto obligado a reconocer que a través de Facebook los hackers rusos continúan desestabilizando la democracia en Europa y los EEUU. El ex Estado Islámico (ISIS) no hubiese logrado consolidarse sin la generosa colaboración de Facebook, así como la venta de armas clandestina a escala mundial. Pero ¿de qué “Seguridad Global” nos hablan?
El señor Zückerberg ha ofrecido poner freno a estos asuntos y corregir los desperfectos de Facebook, no obstante hasta la fecha el único cambio ha sido dar a luz el irresponsable app de Messanger kids. No tiene suficientes días en su vida para gastarse todo el dinero que le ha producido su empresa ¿para qué inventar una nueva aplicación que pone en riesgo a los menores? Recomendamos a los padres mucha cautela al respecto.
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