Pero el servicio que brinda Sayori no lo puede comprar cualquiera. Y nadie debe sentir envidia por eso. Para convertirse en cliente de la señorita Tanaka hay que cumplir un requisito muy particular: tener alguna discapacidad severa, física o mental.
Sayori pertenece a White Hands, organización benéfica que atiende las necesidades sexuales de hombres que sufren discapacidades físicas y mentales severas y que no son capaces de autocomplacerse. Así de sencillo. Necesitan asistencia para masturbarse.
Antes de convertirse en una 'trabajadora sexual médica', Sayori se desempeñaba como cuidadora de personas con discapacidad severa. Fue ahí cuando empezó a comprender las dificultades y, en muchos casos, frustraciones sexuales a las que se enfrenta la mayoría, que jamás ha tenido una experiencia ni remotamente cercana al sexo. Y lo peor de todo: nadie les ha enseñado cómo manejar esos impulsos interiores.
El portal Vice publicó este video y concluye la nota con una interrogante que sorprende: "¿Qué pasa con la conexión entre el deseo sexual de las personas y los sentimientos?". Una pregunta que parece formulada en otra época.
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