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La aterradora historia de un chico atrapado en su propio cuerpo durante 12 años

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¿Qué puede pasar después de la muerte? es una pregunta que en algún momento podemos formularnos y resulta un tanto aterrador por momentos llegar a imaginar lo que sucedería el día que tengamos que dejar este mundo. 

Se conocen historias increíbles, como por ejemplo de madres que cayeron en coma y que volvieron a la vida con solo oír el latido del corazón de sus hijos recién nacidos en el pecho. Es un milagro y al mismo tiempo una historia increíble donde la ciencia no tuvo mucho que ver. 

Pero, cuando una persona tiene muerte cerebral o queda en terapia intensiva por mucho tiempo, hay pocas esperanzas de que sobreviva e incluso se analiza la posibilidad de "dejar ir" a al paciente para cortar todo tipo de sufrimiento a él y a la familia. 

Sudáfrica - 1988: Martín tenía 12 años y era un niño enteramente sano y feliz que iba al colegio como todos sus compañeros. Todo cambió cuando un día se quejó de un terrible dolor de garganta y nunca más regreso a clases, marcando así su destino.

Su cuerpo empeoraba cada día y ya no podía hacer cosas cotidianas como regar una planta. Se quejaba de que le resultaba difícil caminar y empezó a sufrir agarrotamiento en las extremidades. El diagnóstico no llegó a ser concluyente aunque le trataron como si sufriera de tuberculosos y meningitis criptocócica, pero el tratamiento jamás funcionó.

La situación fue empeorando y un año después de eso, los médicos concluyeron que se trataba de un trastorno neurológico degenerativo y que su hijo tenía la función cerebral de un bebé de 3 meses por lo que lo ideal era llevarlo a un centro especializado para que cuiden de él.

Con 14 años, Martin estaba en estado vegetativo llamado coma virtual: No podía moverse, hablar ni responder a los estímulos y así pasó dos años de su vida en un centro de atención especializado.

Él cuenta que fue capaz de ver y escuchar muchas cosas que no se suponía que debía, porque todos pensaban que prácticamente no existía y lo veían como un fantasma.

Durante esa etapa de su vida, él tuvo que se dejado en centros de cuidado donde dice haber sido víctima de abusos físicos y verbales, e incluso, haber presenciado cómo abusaban de otras personas sexualmente.

Un día, dos años después de aquel acceso, Martín sintió que volvía a la vida sin saber qué había pasado y qué estaba haciendo en ese lugar. Con 19 años, empezó a ser consciente de quien era y qué estaba pasando pero su sufrimiento aún no terminaba porque su a pesar de que su mente empezó a responder a los estímulos del exterior, su cuerpo seguía sin reaccionar.

Con el paso de los años, Martin comenzó a mover levemente el cuello y algunas partes de su cuerpo pero nadie le dio importancia. Nadie excepto Virna Van Der Walt, su cuidadora, la que se encargaba de darle masajes estimulantes, quien se percató que el joven respondía a sus preguntas con gestos y coherentemente.

La insistencia de la enfermera llevaron a la familia a percatarse del hallazgo y reaccionaron llevando a Martin a una serie de exámenes que comprueben la mejoría del joven y la teoría de la enfermera. Un centro especializado de la Universidad de Pretoria comenzó a trabajar con Martin y luego se notaron las mejoras en su salud.

Martin recibió como regalo un ordenador con software de comunicación y de a pocos comenzó a comunicarse con el mundo exterior.

Martin HOY

Martín despertó y salió de una horrible pesadilla. Empezó una vida, fue a la universidad, aprendió a manejar auto y hasta se casó. Ha escrito un libro donde relata su historia "Ghost Boy".

Es más, fue entrevistado por la cadena NBC

Trabaja en el propio centro especializado de la Universidad de Pretoria donde se encarga de crear sitios webs y dedicarse a ello. Ahora vive con Joanna, su esposa en Inglaterra.

"Fue ella quien me ha enseñado a entender el verdadero significado de un pasaje bíblico que nos hacían leer: "Hay tres cosas que perdurarán - fe, esperanza y amor - y el mayor de ellos es el amor", dijo.

Tiene un mensaje por compartir: “Trata a todos con amabilidad, dignidad, compasión y respeto, aunque creas que las personas te entiendan o no.. Nunca subestimes el poder de la mente”.

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