Leonidas I, rey de Esparta, es el nombre del héroe patriota, Efialtes, el nombre del traidor. Recordemos su felonía también nosotros, Grecia no la ha olvidado. Un oscuro residente de una pequeña aldea sobre la costa del Golfo Maliakos cambió el rumbo de la historia de esta nación, conocía al dedillo la región, se vendió al enemigo. Llevaban una semana en tensión, tres días de cruentas batallas, el 7, el 8 y el 10 de setiembre del año 480 AC. Gracias a su estratagema la Liga Helénica prácticamente había obtenido la victoria sobre el ejército de Jerjes I arrinconándolo contra el muro fócido, cuando el rústico, traicionando a su patria, les enseñó un pequeño camino que no estaba resguardado por el que lograron acceder a la retaguarda griega. La sorpresa fue rotunda, ocasionándoles la dramática derrota.
Atenas era desde hacía mucho la peor enemiga de Esparta, dentro del mismo Peloponeso también algunas regiones estaban divididas, Fócida por su lado enfrentada con su vecina Tesalia, muchas de las islas también tenían sus conflictos entre ellas, especialmente con Creta, y Tebas que pretendía dominar toda Grecia se ufanaba de estar contra todos. Eran varias las polis que se mantenían en el poder, “ciudades-estado” que se auto gobernaban disputándose el protagonismo de Atenas, y mientras tanto pendía como la espada de Damocles sobre sus cabezas la amenaza de la invasión persa, así que hubo que pactar. Como podrán imaginar, no fue nada fácil, entre los enemigos internos tuvieron que ceder ante un enemigo mayor. Aunque buena parte de Tesalia y algunas otras ciudades también traicionaron poniéndose del lado de los invasores, pero las principales polis griegas se unieron como un puño cerrado frente al ejército de Jerjes I. Y todo este titánico esfuerzo lo vino a destruir un solo hombrecito, un pobre diablo que les mostró un sendero de cabras.
Venimos por la autopista desde Tríkala, al mando del volante Ziby no se muestra nada entusiasmado, yo insisto, entre ellos lo discuten en polaco, yo veo mi oportunidad perdida, a pocos metros debemos de tomar un desvío, ¡por fin ha girado! Al admirar la actual campiña con sus casitas alineadas frente al Golfo de Maliakos y las montañas nevadas del otro lado, ¿quién podría concebir una feroz contienda en este pacífico Edén? Termópilas quiere decir “puertas calientes” por los manantiales de aguas termales que aquí existieron, el mito relata que la fuente se recalentó cuando Herakles se arrojó en ella mientras moría abrasado. Los persas habían llegado por mar desde la ciudad de Terme en Macedonia a lo largo de la costa de la península del Monte Pelión y doblaron el cabo por el Estrecho de Artemisio, allí los esperaba otro contingente de las fuerzas aliadas griegas. Por tierra bajaron desde Terme por la costa y luego atravesaron Tesalia, pero en el paso de las Termópilas se encontraron con Leonidas. Se trata de un estrecho desfiladero que no superaba los 100 metros de ancho, aunque muchos sostienen que apenas tenía 20 m. de anchura ya que la playa se hallaba más cercana a las montañas en aquella época. Aunque la tierra en la que lucharon está hoy en día enterrada a 20 m. de profundidad y al cabo de 2.500 años el curso del río y la sedimentación hayan conseguido que el desfiladero sea mucho más vasto, me resulta increíble que en el espacio que tengo ante mis ojos se halla librado tremendo combate cuerpo a cuerpo, ¡y aún era más angosto! El ejército de Jerjes contaba con 250.000 hombres armados, mientras que el de Leonidas apenas contaba con 7.000 guerreros, de los cuales sólo 300 eran espartanos, el resto provenía de diversas ciudades-estado de la liga Helénica.
Estamos hablando de la Primera Guerra Médica, si querían conquistar Grecia esa era la única manera de pasar adelante. Finalmente la traición del maldito campesino Efialtes (que espero se siga abrasando en los infiernos) destruyó la heroica resistencia de Leonidas. Al conocer la derrota en tierra el refuerzo marítimo de los aliados se vio obligado a ordenar la retirada del Estrecho de Artemisio y los persas entraron en Grecia devastándola. Aunque posteriormente los griegos se vengaron ganándoles en la Batalla de Salamina.
“Honor a aquellos que en sus vidas se dieron por tarea el defender Termópilas…”
Konstantino Kavafis
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