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Huracán Trump

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Los expertos del cambio climático se encuentran al borde de un ataque de nervios, algo nunca visto hasta hoy: tenemos tres huracanes de descomunal potencia tocando tierra casi simultáneamente en las Antillas, encaminándose hacia la región sureña de Norte América. Aparte del huracán Harvey con categoría 5 que acaba de pasar hace apenas una semana arrasando con Tejas. La furia de Irma (también de 5 en la escala, la mayor calificación de peligrosidad existente) ha pasado por las Antillas e islas caribeñas dejando tierra yerma y mortandad tras de sí. Mañana sábado estará entrando en Florida donde ya se ha ordenado la evacuación de 6 millones de habitantes de la ciudad de Miami y toda la costa de Miami-Dade, condado con 2.7 millones de residentes. Como si esto no fuese suficiente, el huracán José se acerca castigando el Este de las Antillas Menores, siguiendo la huella de Irma hacia el noroeste. La convulsionada nación azteca (víctima de la escandalosa corrupción política, además de la confrontación nada diplomática con el actual gobierno de su vecino del norte), no sólo sufre el impacto de la violencia generada por los cárteles del narcotráfico, en este preciso momento está recibiendo el azote devastador del huracán Katia ¡una catástrofe total!

Mientras tanto el Presidente de los Estados Unidos (muy concentrado en conseguir fondos para la construcción de su muro fronterizo), no da un paso atrás en cuanto a su reiterada declaración de que “no existe ningún cambio climático”. Las autoridades meteorológicas del mundo nos confirman que las temperaturas globales siguen en alza, lo cual es causa y origen del nacimiento de los tres monstruos ciclónicos procedentes de la cuenca Atlántica. Ya se sabe que tornados y huaycos han habido desde el inicio de los tiempos, no obstante, el “efecto invernadero” provocado por el exceso de emisiones GEI (dióxido de carbono, nitrógeno, metano, etc.) que producen nuestras muy variadas industrias y experimentos de bombas ¡no es una teoría inventada! Es una realidad tangible que están sufriendo actualmente las poblaciones nombradas, entre las cuales se halla el hermano México. Esto está sucediendo apenas han transcurrido unos pocos meses desde las dramáticas lluvias acaecidas en la costa peruana.

Está científicamente probado que el alza de temperatura de los océanos es debida a la abusiva emisión de gases GEI, el recalentamiento de los mares magnifica la intensidad de los ciclones y les permite prolongar su trayectoria. Una tormenta tropical no puede ganar la fuerza de un huracán si el estrato de agua caliente del mar no se halla al menos a 200 pies de profundidad, ésta es sólo una de las múltiples e impredecibles consecuencias demoledoras concernientes al cambio climático. Por esta razón casi la totalidad de gobiernos del mundo entero se han propuesto frenar el proceso aniquilador del planeta intentando menguar la visible amenaza. Dicho esfuerzo se concretó en el célebre “Acuerdo de Paris”, del cual el huracanado Mister Trump se retiró definitivamente, sosteniendo ante los televidentes norteamericanos que la explotación de las nuevas fuentes de energía (no-renovable) descubiertas en Alaska, ofrecía una segura vía de salvación para las familias de los desempleados. Es decir, que ganancias y fieles votantes están por encima de la salvación del deteriorado ecosistema de nuestro milagroso planeta azul.

Todo el condado de Palm Beach ha sido declarado en emergencia, donde según el National Hurricane Center mañana sábado estará aterrizando lrma. Allí es precisamente donde se encuentra la apodada “Winter White House”, el club privado del presidente Trump. Dios quiera que el malhadado fenómeno lo haga entrar en razón, que dé un prudente paso atrás y vuelva a comprometer a la gran nación que forman los Estados Unidos para que regresen al “Acuerdo de Paris”. Roguemos para que se ilumine al contemplar en la pantalla de su samrtphone a las copas de las altas palmeras de Mar-a-lago inclinándose para besar la tierra. 

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