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El Rímac y Mistura: historia de tradición y buena comida

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“Déjame que te cuente limeño/ Déjame que te diga la gloria/ Del ensueño que evoca la memoria/ Del viejo puente, del río y la alameda”. O, “Por una vereda viene/ Cabalgando José Antonio/ Se viene desde Barranco a ver la flor de Amancaes”…

El Rímac, tradicional y encantador barrio de Lima,  que reúne el 40% de los monumentos del Centro Histórico, ha sido desde antaño fuente de  inspiración de grandes vates como nuestra gran Chabuca Granda y muchos otros. Y por y con todo el peso de su encanto, historia y proverbialidad, ha sido elegido como sede de Mistura en su versión décima.

Es un certamen especial. El Rímac fue desde sus inicios lugar de paso y parte esencial del centro histórico. Según los estudiosos, tuvo ocupación temprana desde el Horizonte Temprano y a la llegada de los españoles encontraron no solo puentes de soga para cruzar el río, sino varios curacazgos que habían sido sometidos por los incas.  Y desde siempre, desde cuando nos traía camarones en sus aguas y  bramaba, dando la razón a quien lo bautizó como “Río Hablador, en sus alrededores se departía y se comía bien.

  Luego, ya el Virreinato, se convirtió en  sitio de acogida de personas que venían de todas partes y trajeron sus costumbres y sus gustos culinarios; y en un lugar de recreación, donde viandantes y enamorados  realizaban paseos de fin de semana.

AL RIMAC, A PASEAR Y COMER

  Se dice también que las pampas de Amancaes, llamadas así por la profusión de flores amarillas de ese nombre, sobre todo en los meses de junio y agosto, era un lugar de peregrinación de gente de todas las clases desde la época colonial, por la fiesta de San Juan.  Iban a pasear, a rendir culto y a comer.

  Pero,  a fines del siglo XVI se declaró una epidemia de lepra entre los esclavos africanos, lo que motivó que se construyese la iglesia y el hospital de leprosos de San Lázaro. Posteriormente, superada la epidemia, se hicieron más iglesias de estilo barroco y preciosa factura, y se vendieron más terrenos, casas huerta y viviendas con balcones  de influencia múdejar que son hoy monumentos históricos.

Con el tiempo el puente  de soga fue reemplazado por otro de madera, y luego por otro de ladrillo y luego por el de Piedra, que hasta ahora subsiste, lo que propició el mayor tránsito, el intercambio y la ocupación, y la construcción de la Alameda de los Descalzos a comienzos del siglo XVII, que se convirtió en un bello lugar de encuentro, conversación y diversión.

Y qué decir de la Plaza de Acho, la más antigua de América y la tercera en el mundo, que engalana el distrito y cobija la tradicional Feria del Señor de los Milagros. Será precisamente a fines de octubre (del 26 al 5 de noviembre), cuando Mistura se fundirá con el rico pasado histórico del Rímac.

No es, por tanto, casualidad que hayamos decidido explayar la dinámica de Mistura en este distrito de tanta historia, peruanidad, arraigo cultural y tradición culinaria. Desde aquí irradiará la marca Mistura, de las más queridas del Perú, con todos sus sabores y aromas, enfatizando esta vez la importancia de la alimentación saludable y ofreciendo, como novedad, un área de caldos, chupes y sancochados, tan propios del Perú.

Por supuesto, como siempre, tendremos nuestro pabellón de piscos y también de vinos, quesos, jamones y panes, además del Gran Mercado que pondrá en contacto a productores de todo el país directamente con los consumidores, con mejores precios para ambas partes.

MISTURA X, EL PERÚ GASTRONÓMICO EN LO ALTO

Mistura abrió sus puertas el año 2008 en Miraflores, y las sucesivas ediciones se han realizado en el centro de Lima y la Costa Verde. Ahora será en el Club Revólver y otras locaciones del Rímac, donde se espera recibir a más de 400 mil visitantes nacionales y extranjeros.

A lo largo de una década, aparte de consolidar la marca e instalarse en el corazón de los peruanos, con enorme aumento de nuestra autoestima, Mistura ha promovido nuevos valores peruanos en la gastronomía. Asimismo, ha tendido dinámicas cadenas productivas que van desde los productores hasta los transportistas y restaurantes, y a la vez ha hecho de esta actividad gastronómica un instrumento básico de la inclusión social y la creación de empleo.

Mistura ha crecido y madurado.  La gastronomía peruana es ya un fenómeno mundial. Y, es claro que, teniendo claro el rumbo y con mayor apoyo del Estado, tenemos aún mucho por hacer. En  eso estamos, por lo que, con acendrado entusiasmo y convicción de lo que tenemos y queremos, los invitamos a darse una vuelta por el corazón histórico de Lima, el barrio monumental y encantador del Rímac, para deleitarse con la amplísima oferta de platos, bebidas, insumos y sabores peruanísimos de Mistura X. ¡Los esperamos!

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