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#DETERROR: 7 escalofriantes misterios aún sin resolver

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Todo el que ha visto series de detectives o asesinatos, sabe cómo es que trabajan los policías; conocen más o menos cuáles son los pasos para resolver los crímenes y lo estresante que puede ser anclar las pistas. Pero, en la vida real no es tan fácil como parece. No todos los misterios se resuelven en cuarenta minutos, en una semana, en una temporada; hay misterios que jamás llegan a resolverse. Años y años y la pregunta sigue ahí ¿Qué fue lo que realmente pasó? Y sólo los que fueron víctimas del caso sabrían responder algo así. Esto es para que se den una idea de que la ficción a veces se sale de la pantalla y se vuelve realidad. Algo escalofriante de creer.

Las extrañas muertes del Paso Diatlov.

En 1959, nueve montañistas estaban por escalar una montaña en los Urales, Rusia. Pero éstos murieron en circunstancias realmente extrañas. Sus cuerpos se hallaron dispuestos de una forma tan misteriosa que los investigadores se desconcertaron de lo que vieron. La tienda de campaña estaba rasgada desde el interior, se encontraron huellas de pies descalzos que se perdían en el bosque. El clima: a -30°C y dentro del bosque se encontraron dos de los cuerpos sólo con ropa interior.

El equipo de rescate halló tres cadáveres más, enterrados en la nieve a campo abierto. Dos meses después se encontraron otros cuatro cuerpos en un barranco de 75 metros de profundidad. Los cadáveres mostraban signos de lucha y dos de las víctimas tenían los cráneos fracturados, dos costillas rotas y al otro le faltaba parte del rostro debido a la descomposición post mortem.

Como no hubo explicación, se dijo que el equipo murió a causa de una desconocida fuerza irresistible.

Una antorcha humana.

Fue en el 82 que Benedetto Supino, un joven italiano, se encontraba leyendo un libro de historietas en la consulta de su dentista cuando de pronto el libro estalló en llamas. Él no sabía por qué sucedía este fenómeno por lo que tampoco podía controlarlo. Sus sábanas se incendiaban espontáneamente mientras dormía y los dispositivos electrónicos estallaban cuando él estaba presente. Los científicos aún no tienen la menor idea de qué es lo que ocasiona la combustión espontánea.

YOGTZE.

Antes de su muerte, Günther Stoll le dijo a su esposa que 'ellos' estaban detrás de él, pero su esposa jamás le prestó la atención adecuada, pues nunca le interesó ni siquiera saber quiénes eran 'ellos'. La noche en que murió Stoll, en el 84, estaba con su esposa y gritó: Jetzt geht mir ein Licht auf! ("¡Ahora ya lo tengo!") y tras escribir YOGTZE en una silla subió a su coche y se fue.

Eran las 3 de la madrugada, se encontró el cuerpo de Stoll en su Volkswagen que se encontraba en una zanja al lado de la autopista. Estaba completamente desnudo. La autopsia reveló que el hombre había sido herido antes del accidente y que había sido atropellado por otro vehículo en un lugar diferente. Habían puesto su cadáver en al auto. Nunca se supo qué significaba YOGTZE.

El crímen de Hinterkaifeck.

Hinterkaifeck es una pequeña granja que se encuentra entre las ciudades de Ingolstadt y Schrobenhausen, a unos 70 km al norte de Munich. Éste fue uno de los escenarios de uno de los crímenes más extraños de la historia de Alemania.

Fue en la noche del 31 de marzo de 1922, los seis habitantes del lugar fueron asesinados con un azadón y el crimen sigue sin resolverse, hasta hoy. Las víctimas: Andreas Gruber (63) y su esposa Cäzilia (72); su hija viuda Viktoria Gabriel (35) y sus dos hijos, Cäzilia (7) y Josef (2); y la criada María Baumgartner (44).

Así pues, unos días antes de las muertes, el agricultor Andreas comentó a los vecinos que había descubierto huellas en la nieve que iban desde el borde del bosque hasta la finca, pero ninguna de vuelta. Además, habían perdido un juego de llaves de la casa días antes de los asesinatos, pero no se informó a la policía.

Seis meses antes, la criada anterior había dejado la finca, alegando que estaba embrujada; la nueva criada, María Baumgartner, llegó a la finca el 31 de marzo, sólo unas horas antes de su muerte.

Lo horrible ocurrió la noche del viernes, pero no se pudo saber con certeza. Se piensa que la pareja de ancianos, así como Viktoria y su hija Cäzilia, fueron atraídos al granero uno por uno, lugar donde los asesinaron. De ahí, el asesino entró a la casa, lugar donde mató a Josef, de dos años de edad, quien dormía en su cuna; y a la sirvienta, María Baumgartner, en su dormitorio.

Los niños Sodder.

En 1945, en la Nochebuena, se dio a cabo un incendio en el interior de la casa de la familia Sodder. Fue ahí que George y Jennie Sodder escaparon con cuatro de sus hijos, pero otros cinco se quedaron dentro de la casa en llamas. Aunque el padre trató de rescatarlos, no pudo. Lo raro fue que luego del incendio, no se encontraron los cuerpos ni ningún tipo de resto oseo.

20 años más tarde, los Sodder recibieron una fotografía por correo sin remite: dentro se encontraba lo que parecía ser la fotografía de uno de los niños que murió en el incendio, Louis, ya adulto. En la parte posterior de la fotografía habían escrito un misterioso mensaje a mano: Louis Sodder. Amo a mi hermano Frankie. Ilil. A90132 o 35. Los Soddiers volvieron a investigar, pero murieron sin saber qué fue lo que realmente pasó con sus hijos.

Una flor en la tumba de Caroline Walter.

Alemania 1867, Caroline Walker murió a los 16 años de tuberculosis. Su hermana encargó que se hiciera una escultura de tamaño natural como lápida, en la que representaba a Caroline durmiendo. El misterio: desde que Walker murió, hace 148 años, todos los días aparece un ramo de flores frescas debajo del brazo de la escultura, ya sea invierno o verano, con nieve o clima fresco; nadie sabe quien deja estas flores.

Muerte a bordo del Ourang Medan.

En junio de 1947, un barco que iba por el estrecho de Malaca empezó a mandar señales de auxilio a los barcos que se encontraban cerca a la zona. El mensaje decía: Todos los oficiales, incluyendo el capitán, han muerto, están tumbados en la cubierta y el puente. Posiblemente toda la tripulación está muerta. Tras una pausa el tripulante que transmitía el mensaje dijo: Me muero.

El Silver Star, un buque estadounidense, llegó a escuchar el mensaje y fue para investigar lo que ocurría. Una vez a bordo, descubrieron que todos los tripulantes del Ourang estaban muertos y todos tenían una expresión congelada de miedo extremo en sus rostros. Sus brazos estaban extendidos, como si trataran de apartar algo que se acercaba.

Cuando el Silver Star remolcaba al Ourang a puerto, las cubiertas inferiores del barco fantasma empezaron a arder y el Silver Star tuvo el tiempo justo de soltar amarras antes de verse afectado por el fuego. Hoy en día nadie sabe que pudo pasar a bordo del barco.

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